¿Queréis unas fotografías que muestren realmente como sois y habéis vivido vuestro gran día?
Como fotógrafo de bodas siempre baso mi trabajo en una filosofía: quiero que disfrutéis al máximo todo lo que podáis, que ya me encargaré yo de que tengáis las fotos más bonitas de vuestra boda.
Vuestra historia
Las fotos no son bonitas solo porque tengan un buen encuadre, una luz especial o unos colores llamativos, sino también por lo que os transmiten. Siempre intento contar con las imágenes vuestra historia, narrar como fue vuestro día y crear ese recuerdo tan especial de cómo sucedió el "día B"
Mi papel es pasivo, en el sentido de que no me interesa crear o cambiar la realidad para hacer la foto. No voy a ser ese fotógrafo que te vaya diciendo qué tenéis que hacer, que interrumpa lo que estáis viviendo en un día tan especial... aunque siempre esté ahí para ayudaros en todo lo que pueda (a relajar esos nervios de primera hora, a coser un botón o buscar a ese amigo que nunca está para la foto de grupo).
Y es que, si miras bien, ya ocurren suficientes cosas emocionantes a cada milésima de segundo. Mejor dejar que todo fluya con naturalidad, ¿no?
Un toque artístico
Tendréis grandes recuerdos del día de la boda, pero con el paso del tiempo, estos se van difuminando en la memoria y lo que quedan son las fotografías. Por eso, estas cumplen un papel tan importante. Unas instantáneas que reflejen lo que sois y desprendan vuestra esencia son esenciales, pero sin descuidar el toque artístico.
Esto es algo que tengo muy presente. Mi mirada creativa siempre está ahí. Jugar con los encuadres, las luces, los puntos de vista… Al final, se trata de crear una serie de fotografías que guarden una coherencia, que incluyan emocionalmente al que las mira, pero que también resulten estéticas. Es más, a veces lo más importante no es lo que está en primer plano.
Momentos únicos y espontáneos
Como fotógrafo debo saber anticiparme a las situaciones. Los momentos únicos y espontáneos son aquellos de los que hay que estar pendientes, porque esos son los momentos que nos describen a las personas y definirán como habéis vivido vuestra boda.
Ese instante fugaz donde dos miradas se cruzan, o esa sonrisa nerviosa antes de ponerse el vestido de novia, no son momentos que se encuentren a propósito. Hay que estar ahí, atento para inmortalizarlos. Siempre alerta a lo que sucede tanto delante de la cámara como detrás para que no os perdáis nada.
Hay una frase de Steve McCurry que me encanta y define todo esto muy bien: “Si sabes esperar la gente se olvidará de tu cámara y entonces su alma saldrá a la luz”.
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